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Niño manuelitoLas crónicas dicen que por el siglo XVII los clérigos españoles, repetían las palabras del profeta Isaías para alabar un nombre que a los indios nativos les sonó bien extraño: Enmanuel. Los párrocos les explicaron que este apelativo quería decir en realidad Dios con nosotros Luego los habitantes del Cusco empezaron a llamar al Mesías con el nombre de Manuel. Era el inicio de un tradición que hoy prevalece a pesar del paso de los siglos.

Además, en Qoyllur Ritti que es una peña ubicada en Sinanqara, en el distrito de Ocongate, provincia de Quispichanchis, departamento de Cusco, a una altura cercana a los 5.000 m.s.n.m. La tradición ubica el mito de la década de 1780, cuando se le aparecía a un niño pastor quechua otro niño blanco y rubio que representaba a Jesús.

Según la tradición, el pastorcillo Marianito Mayta, cansado de los abusos de su padre y de su hermano mayor, decide huir de su estancia, cercana al pueblo de Mahuayani. Caminando por esos parajes de nieve y desolación se encontró con Manuelito, un niño de su misma edad, rubio y muy hermoso, que hablaba quechua igual que él y con quien entabló amistad. Ambos jugaban y cuidaban de los animales y se contaban sus penas en la soledad de las punas.

Un buen día el padre fue a revisar la labor de su hijo y se llevó una gran sorpresa. Comprobó que el ganado que cuidaba Marianito se había multiplicado y estaba más robusto, por lo que decidió premiar con ropas nuevas a su hijo y a su nuevo amigo, pero las telas de la ropa del amiguito eran tan finas que parecían extraidas del ajuar del obispo de Cusco o de las vestiduras de los santos de madera de la catedral.

Niño manuelitoAl tomar conocimiento de esta situación, el obispo de Cusco, de apellido Moscoso, temió que aquel trozo de tela fuese parte de un ornamento sagrado obtenido sacrílegamente y dispuso que el párroco de Ocongate, Pedro de Landa, indagara su procedencia, convocando a las autoridades y vecinos para averiguar lo que ocurría.

Todos subieron desde el pueblo hasta el nevado donde se encontraban los niños, pero al acercarse, una luz blanca y resplandeciente los cegó. A tientas, el sacerdote que encabezaba el grupo trató de tomar al niño y con gran sorpresa percibió que tocaba un cuerpo duro. Se trataba de un árbol de Tayanka del que pendía el cuerpo de Jesús, sangrante y con los ojos mirando al cielo. En ese momento el pequeño Mariano murió instantáneamente, como fulminado por un rayo. Su cuerpo fue sepultado al pie de un gran peñasco del monte Sinakara.

La leyenda señala que la imagen del señor de Qoyllur Ritti apareció en el acto sobre la roca en la que el pequeño estaba enterrado. Desde entonces la zona se convirtió en centro de peregrinación.

Niño manuelitoActualmente hay una variedad de imágenes del niño Manuelito y son presentadas en Cusco en la tradicional fiesta del «Santuranticuy» con razgos propios como las mejillas rojizas y trajes de la región. Una de las más populares representaciones es «El Manuelito de la espina» que es otra historia bonita de contar…

Feliz Navidad 2004 y la Bendición de Jesús en cada día del año 2005.